lunes, 2 de marzo de 2015

La adrenalina

La adrenalina es una hormona secretada por las glándulas suprarrenales que estimula el sistema nervioso simpático, produciendo así una respuesta de lucha o huida. Fue descubierta en 1900 por el químico japonés Jokichi Takamine junto con su ayudante, y sintetizada artificialmente en 1904 por Friedrich Stolz y Henry Drysdale Dakin, independientemente.
Los efectos fisiológicos que tiene son, por ejemplo, producir un aumento del ritmo cardíaco y del volumen sistólico, vasoconstricción, aumento del catabolismo del glucógeno en el hígado y de la lipólisis en los adipocitos.

En medicina, se utiliza para:

  • tratar espasmos de las vías aéreas en ataques agudos de asma.
  • aliviar rápidamente reacciones alérgicas.
  • tratamiento de emergencia del shock anafiláctico.
  • paro cardíaco y reanimación cardiopulmonar.
  • tratar reacciones alérgicas que ponen en riesgo la vida (mordeduras o picaduras de insectos, alimentos, medicamentos, etc.).

Los niveles de epinefrina en el plasma de un adulto en reposo, por lo general, son menores de 10 ng/L, pero pueden aumentar 10 veces durante el ejercicio y 50 veces o más durante periodos de estrés. En aquellos que tienen un feocromocitoma, los niveles de adrenalina en el plasma son de entre 1000 y 10000 ng/L, y en pacientes a los que se les administra epinefrina de forma parenteral para el cuidado intensivo de afecciones cardíacas, pueden estar entre 10000 y 100000 ng/L.
Si se produce un exceso de liberación de adrenalina, aumenta el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares y otros problemas cardiovasculares, favorece la obesidad, desánimo, agotamiento, insomnio, falta de concentración y debilidad del sistema inmunológico, entre otros síntomas y enfermedades. Por ello, es necesario controlar los niveles de adrenalina en el cuerpo, cosa que podemos conseguir reduciendo el nivel de estrés en la vida cotidiana, dormir las horas necesarias y seguir una dieta sana y equilibrada.

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