miércoles, 22 de abril de 2015

¿ Es la solución a la pederastia la castración química?


Hace poco más de un año la ciudad de Madrid se encontraba temerosa por sus ciudadanos más indefensos, los niños. Después de producirse el secuestro de cinco niñas de entre 5 a 11 años con el resultado de cuatro agresiones sexuales, las padres y familiares de menores aplicaban un estricto control del menor incluso sin dejarle salir a disfrutar de esa etapa que tan pronto desaparece como es la inocencia de la niñez.
 

Finalmente el "personaje" en cuestión ha sido detenido y puesto a disposición judicial. Lo más relevante del tema es que el presunto pedófilo, además de unos considerables antecedentes penales, contaba también con antecedentes por pedofilia.

Diversos estudios estadísticos reconocen que los culpables de pederastia reinciden en su conducta tras haber consumado su condena en un 20 a un 40%. Este número de reincidentes es muy elevado ante este tipo de delitos que generan una gran alerta social.

Los tratamientos que se aplican a los pederastas incluyen psicoterapia de choque e inhibición de la testosterona, "castración química". La testosterona es una hormona producida por los testículos, es la hormona androgénica masculina más importante en el cuerpo. Entre las múltiples y variadas funciones de esta hormona se encuentran: mantener músculos y huesos fuertes, producción de espermatozoides, mantener la libido y producción de glóbulos blancos. Las tres clases principales de fármacos que suprimen la testosterona que se utilizan actualmente son los progestágenos, los antiandrógenos y los análogos de la hormona que libera gonadotrofina (GnRH). Los fármacos que afectan a la libido de otras formas incluyen antipsicóticos y antidepresivos serotoninérgicos (ISRS).

Respecto a la obligatoriedad de estos tratamientos tras una condena de pederastia la legislación internacional es muy diversa, encontrándonos casos como California donde es obligatorio desde 1996 o Alemania donde también lo es, a países como el nuestro donde no es obligatorio.

Los diferentes estudios de seguimiento de estos casos no arrojan una expectativa muy alentadora ya que aunque se suprime el deseo sexual muchas veces el acto violento sexual es reemplazo por otro violento manualmente con resultados peores en cuanto a la no conservación de la vida de la víctima.

Con todo lo espuesto el debate está sobre la mesa y la polémica servida de primer plato.

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